ENTRADA LA NOCHE
De vez en cuando
siento tu sexo erecto
penetrarme
entrada la noche.
Tú no estás ahí,
sólo lo siento a él,
sólo lo veo a él.
Solos copulamos.
Entra en mí
sin previo juego.
Punzante, certera
flecha.
No duele.
Mi carnosa humedad
ya estaba dispuesta
a recibirlo,
sin yo saberlo,
ignorando
mi descanso.
Me enarco,
me erizo, me estiro.
Gimo, jadeo, grito.
Me distiendo.
Fluyo.
Después, ya después,
aparece tu sonrisa
cuando él se retira.
Beso tierno
en la mejilla,
tu voz
me arrulla:
Descansa. Sigue durmiendo.
Interesante. Me he quedado pensando. Abrazos
ResponderEliminarNo entiendo el amor de otra manera. Si el cuerpo no se estremece de deseo, algo falla. Si el deseo no deja paso a la ternura, al afecto, a la cariñosa complicidad, a la extrema delicadeza y atención, igualmente falla algo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso es amor, quien lo probó lo sabe.
ResponderEliminarEl final del soneto de Lope viene perfecto con tu bello poema.
Besos.
Isabel, ¿de qué soneto me hablas?
ResponderEliminarBesos
Intesísima sensualidad satisfecha, pero, tienes razón ¿qué sería del deseo sin la ternura?
ResponderEliminarPetons i gràcies per aquest poema dolç i eròtic.
Eres un caudillo, amor, un tirano sanguinario
ResponderEliminarque no te basta con los grilletes de hierro al rojo vivo
que me deshacen los tobillos. Me anulas con engaños
y con la falsedad de venenos y filtros mágicos.
Ya no pienso. Sólo babeo, necio,
bajo el dominio mórbido de un sufrido claro de luna
y ahora me haces creer que el temblor de los miembros
es superior a la libertad perdida.
Mira que te digo, escucha, cuervo de mal agüero:
el dolor es mucho más cierto que tu vuelo apagado
que amenaza la alondra, el mistral y la luz,
y el entendimiento nunca gana en nobleza
por tus penurias, que me estimulan, sólo,
un inútil exceso de sufrimiento y bilis.
Salud
Francesc Cornadó
Deseo y ternura es amor a grito de placer entrada la noche en tu poema.
ResponderEliminarEstos versos son sueño o realidad...de amor o las dos cosas.
Besos de MA.