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Ermita del Espíritu Santo en San Esteban de Pravia (construida por mi abuelo paterno) |
¿Ídolos? ¿Mis ídolos? ¿Tengo yo ídolos? Releo en el diccionario de la RAE. Sí, según la segunda acepción los tengo. Decido escribir lo siguiente.
Mis ídolos son mujeres; mujeres guerreras que a pesar de los pesares, de las penalidades de su vida, han sabido seguir para adelante, han sabido sobrevivir a su drama, a su tragedia y han vuelto a sonreír. Mujeres que han superado la muerte de un hijo, mujeres maltratadas, violadas... mujeres que han sobrevivido una guerra a solas con sus hijos a cuestas. Mi gran ídolo es mi abuela Paz y hoy os voy a hablar de ella.
Paz, Pacita, abuelita Paz como yo la llamaba, enviudó en octubre de 1937, a la edad, si la memoria no me falla, de 27 años. Quedó viuda con cuatro hijos (mi madre era la segunda). Su marido José, su padre y un cuñado suyo fueron vilmente asesinados el mismo día en San Esteban de Pravia, Asturias. Ellos, los tres hombres habían vuelto desde Avilés a San Esteban, el pueblo donde vivían y de donde previamente habían huido de la guerra para poner a salvo a sus familias (mujeres e hijos). Alguien les había dado aviso de que la cosa ya estaba tranquila y ellos decidieron volver para comprobarlo y ver en qué estado estaba su casa. Paz, al no tener noticias de los hombres en días, decidió salir en busca de ellos. Fue a pie hasta San Esteban y descubrió que su hombre, su padre y su cuñado habían desaparecido y que su casa había sido confiscada. Su casa, la que su padre (constructor de profesión) había construido, una casa hermosa de tres plantas , ya no era su casa; la casa pertenecía a los "salvadores" de la patria y la tienda de los comestibles que tenían en los bajos, el negocio familiar, ya no existía. Mi abuela consiguió sacar fuerzas de no sé dónde para trabajar en pequeños oficios (cosiendo, recogiendo ocla...) y sobrevivir; una amiga la alojó en su casa durante un tiempo. Recuperó más tarde su casa, suplicándole por carta al supremo "salvador" de "nuestra" patria (para entonces ya era una sede de Auxilio social). Mi abuela volvió a reunir a los suyos: su madre viuda, su hermana viuda, sus hijos, el hijo de su hermana y sus dos hermanos que habían pasado sus respectivas condenas en campos de concentración.
No sé en qué momento exacto, en aquel lugar dónde se habían cometido torturas, se había vejado a niños etc, las tres mujeres montaron un restaurante que llegó a ser muy famoso por su comida y su ambiente, "El Peral". Venía gente de todas partes de España... Pero nunca llegaron a hacer negocio de ello. Trabajaban muy duro todas ellas y cobraban poquísmo por sus manjares. Mi abuela trabajaba larguísimas jornadas en la cocina durante el día, junto a su madre y mi tía. Ella era la última en acostarse y la última en levantarse... Cada una tenía sus horarios...
Lo mejor es que a pesar de todo lo que os he relatado aquí muy brevemente, mi abuela nunca dejó de sonreír. Nunca la oí llorar. Nunca dejó de ser simpática y agradable con la gente y hasta graciosa, pues ella tenía un punto cómico muy divertido. Y era muy bondadosa y generosa. Nunca inculcó ningún tipo de odio o rencor a sus hijos. Mi tía me explica cómo nunca le prohibió jugar con la hija de uno de los asesinos... Mi abuela supo disfrutar de los pequeños placeres de la vida... El amor de sus hijos y sus nietos, su cama, su siesta, sus flores, sus gatos, la noche...
Lo peor para mí es que nunca quería hablar de la guerra, de lo que pasó, de lo que ella y solo ella sabía... nunca abiertamente, con claridad... y por eso ni sus hijos lo saben bien, y yo tampoco. Yo he entrevistado a mis tíos y a gente del pueblo y a mi padre, quien logró sacar mucho en limpio de otra familiar... Siempre he querido escribir una novela, por eso hice todas esas entrevistas... y la empiezo... pero la abandono. Bajo la categoría "Es justo y necesario" encontraréis algún pasaje de esa posible novela.
Pero en fin, eso es arena de otro costal y hoy hablábamos de ídolos. Pues bien, señores, mi ídolo es mi abuelita Paz que murió en 1985 y está enterrrada en el cementerio de Muros de Nalón, Asturias. El cuerpo de mi abuelo José nunca fue hallado.
Más textos sobre ídolos en la casa de Judith: http://darklight-judith.blogspot.com.es/