domingo, 30 de marzo de 2014

YO ME PERDONO



Yo me perdono, hombre
esta melancolía mía
que, sospecho, te ahoga
y te asusta.
No quiero pedirte disculpas
por ella.

No sé de dónde viene.
Sé que siempre  en mí
habitó.
Nunca quise escondértela.
Tampoco la alegría
en que a besarte acudí
desbocada.

Seguramente eso,
no saber si voy o si vengo,
sea  lo que más te duela.
Que en el placer de tu abrazo
súbitamente me pierda
y me arrebate el llanto.

Yo me perdono, hombre.


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lunes, 17 de marzo de 2014

Maratón de Barcelona 16 de marzo 2014









Me acerqué hacia el Km 13 ( Gran Vía /Urgell) a eso de las 9:30 con mis perros, que aún no habían salido, para animar a una persona que corría por primera vez su maratón. Como ella, otros miles, llevaban todo un año entrenando, ilusionandos, preparándose para el gran día.  Hacía un mañana espléndida, con un sol radiante que hizo subir las temperaturas hasta 24 grados. Hacía calor y en el km 13 ya algunos iban cansados, sudando y sudando. Mi amiga me vio a mí antes que yo a ella. Gritó mi nombre, chocamos manos y siguió corriendo... ¡Y yo con ella! Admiro la fortaleza de esa mujer. En el estand de repostar, unos pocos metros después, pedía agua... ¡se había acabado! Cogió los restos del hielo derretido en las cajas donde antes había hielo y botellas y se lo esparció por la cara y el cuello y siguió corriendo. ¡Qué bella imagen! "El próximo año tú" me gritó con una sonrisa radiante de energía. Y yo le dije "¡Sí!..." pero sin creer en ello. "No hables" le grité, porque no quería que perdiera un ápice de energía hablando; que sé que se pierde mucha, lo sé. La seguí corriendo durante dos o tres aceras... con mis perros; la vi alejarse y aunque intenté alcanzarla de nuevo en el siguiente Kilómetro, ya no la volví a ver hasta el final. Porque volví después a las tres horas y cuarto a la meta. Estaba convencida de que la acabaría. Y por allí apareció hacia las 4 horas y media (más o menos, no sé a ciencia cierta), callada, poderosa; me saludó con una sonrisa, alguien le hacía de liebre... ¡Lo había conseguido! Y eso le guité: "¡Lo has conseguido!"

Me maravilla la capacidad de algunos para salir adelante, para superarse. Yo que me he rendido tantas veces en la vida por múltiples razones, yo que desconfío de mí a menudo, admiro a estas otras  personas que se superan a sí mismas. Lo que ayer vi y viví en la Martón de Barcelona fue impresionante y emocionante y me anima hoy a escribir aquí unas líneas.Vi a una pareja que llegó a la meta cogidos de la mano; tendrían alrededor de 70 años. Vi gente que no perdió el humor (y los vi en tres puntos de la carrera) y que llegaban con su disfraz con una sonrisa espléndida, ¡con aquel calor! Disfrazados de sevillana, de pingüino, de bailarinas... Vi a un hombre con tres o cuatro banderas (?) que vete tú a saber lo que pesaban... Vi a gente llegar lesionada, con problemas en las piernas; con problemas digestivos también los había... ¡Y acabaron! ¡Vencieron el malestar y/o el dolor!... Y lo más maravilloso que vi fue gente corriendo empujando sillas de ruedas que llevaban a discapacitados. También me emocionó ver la solidaridad de algunos corredores, que se ocupaban simplemente de que otro corredor lo consiguiera, cediéndoles su hombro para apoyarse, o poniéndoles levemente la mano en la espalda por detrás, a la altura de la cintura. O simplemente se paraban a esperar a que el otro llegara; a animarle con sus gritos...  Lo más triste fue ver a un corredor mayor (60 y tantos) que llegaba haciendo eses para desplomarse finalmente a pocos metros de la llegada. Emocionante también, sobrecogedor, ver como otros corredores se pararon a socorrerlo; nada pudieron hacer para que el sueño de aquel hombre se hiciera realidad. Espero que se halle bien de salud y todo quedara en un susto.

Hoy, he vuelto a correr; poquito, ¿eh? Dos kilómetros apenas, con mis perros, casi dos meses después (21 de enero) de mi última carrera. El poder de la mente no deja de sorprenderme. Si en aquella carrera me sentí derrotada y una "m" hoy me siento feliz y capaz de, y una "G". Estoy convencida de que en nuestra mente radica todo. Desde aquí mi más sincera felicitación a todos los que ayer corrieron y, en especial, a esa mujer poderosa y valiente Guerrera a la que tanto admiro y que me sigue enseñando a ver y verme.