jueves, 21 de noviembre de 2013

Idolos: Abuelita Paz.




Ermita del Espíritu Santo en  San Esteban de Pravia (construida por mi abuelo paterno)


¿Ídolos? ¿Mis ídolos? ¿Tengo yo ídolos? Releo en el diccionario de la RAE. Sí, según la segunda acepción  los tengo. Decido escribir lo siguiente.

Mis ídolos son mujeres; mujeres guerreras que a pesar de los pesares, de las penalidades de su vida, han sabido seguir para adelante, han sabido sobrevivir a su drama, a su tragedia y han vuelto a sonreír. Mujeres que han superado la muerte de un hijo, mujeres maltratadas,  violadas... mujeres que han sobrevivido una guerra a solas con sus hijos a cuestas. Mi gran ídolo es mi abuela Paz y hoy os voy a hablar de ella.

Paz, Pacita, abuelita Paz como yo la llamaba, enviudó en octubre de 1937, a la edad, si la memoria no me falla, de 27 años. Quedó viuda con cuatro hijos (mi madre era la segunda). Su marido José, su padre y un cuñado suyo fueron vilmente asesinados el mismo día en San Esteban de Pravia, Asturias. Ellos, los tres hombres habían vuelto desde Avilés a San Esteban, el pueblo donde vivían y de donde previamente habían huido de la guerra para poner a salvo a sus familias (mujeres e hijos). Alguien les había dado aviso de que la cosa ya estaba tranquila y ellos decidieron volver para comprobarlo y ver en qué estado estaba su casa.   Paz, al no tener noticias de los hombres en días, decidió salir en busca de ellos. Fue a pie hasta San Esteban y descubrió que su hombre, su padre y su cuñado habían desaparecido y que su casa había sido confiscada. Su casa, la que su padre (constructor de profesión) había construido, una casa hermosa  de tres plantas , ya no era su casa; la casa pertenecía a los "salvadores" de la patria y la tienda de los comestibles que tenían en los bajos, el negocio familiar, ya no existía. Mi abuela consiguió sacar fuerzas de no sé dónde para trabajar en pequeños oficios (cosiendo, recogiendo ocla...) y sobrevivir; una amiga la alojó en su casa durante un tiempo. Recuperó más tarde su casa, suplicándole por carta al supremo "salvador" de "nuestra" patria (para entonces ya era una sede de Auxilio social). Mi abuela volvió a reunir a los suyos: su madre viuda, su hermana viuda, sus hijos, el hijo de su hermana y sus dos hermanos que habían pasado sus respectivas condenas en campos de concentración.

No sé en qué momento exacto, en aquel lugar dónde se habían cometido torturas, se había vejado a niños etc, las tres mujeres montaron un restaurante que llegó a ser muy famoso por su comida y su ambiente, "El Peral". Venía gente de todas partes de España... Pero nunca llegaron a hacer negocio de ello. Trabajaban muy duro todas ellas y cobraban poquísmo por sus manjares. Mi abuela trabajaba larguísimas jornadas en la cocina durante el día, junto a su madre y mi tía. Ella era la última en acostarse y la última en levantarse... Cada una tenía sus horarios...

Lo mejor es que a pesar de todo lo que os he relatado aquí muy brevemente, mi abuela nunca dejó de sonreír. Nunca la oí llorar. Nunca dejó de ser simpática y agradable con la gente y hasta graciosa, pues ella tenía un punto cómico muy divertido. Y era muy bondadosa y generosa. Nunca inculcó ningún tipo de odio o rencor a sus hijos. Mi tía me explica cómo nunca le prohibió jugar con la hija de uno de los asesinos... Mi abuela supo disfrutar de los pequeños placeres de la vida... El amor de sus hijos y sus nietos, su cama, su siesta, sus flores, sus gatos, la noche...

Lo peor para mí es que nunca quería hablar de la guerra, de lo que pasó, de lo que ella y solo ella sabía... nunca abiertamente, con claridad...  y por eso ni sus hijos lo saben bien, y yo tampoco. Yo he entrevistado a mis tíos y a gente del pueblo y a mi padre, quien logró sacar mucho en limpio de otra familiar...  Siempre he querido escribir una novela, por eso hice todas esas entrevistas... y la empiezo... pero la abandono. Bajo la categoría  "Es justo y necesario" encontraréis algún pasaje de esa posible novela.

Pero en fin, eso es arena de otro costal y hoy hablábamos de ídolos. Pues bien, señores, mi ídolo es mi abuelita Paz que murió en 1985 y está enterrrada en el cementerio de Muros de Nalón, Asturias. El cuerpo de mi abuelo José nunca fue hallado.



                                         

Más textos sobre ídolos en la casa de Judith: http://darklight-judith.blogspot.com.es/


13 comentarios:

  1. Of, Marineta, qué bellísima historia, merece la pena esa novela, anímate que escribes con intensidad, con sensibilidad y una soltura admirables. Enganchas sin que una se de cuenta, genial.

    La vida de la abuela Paz, el nombre la define, me ha fascinado y quiero más. Heroína verdadera, infatigable con todo, alegre y sin rencores, una joya, un privilegio haberla conocido, Marinita. Como ella, hubo y hay muchas, personas admirables que cominican ganas de vivir.
    Escrius que enamores, un petó content, i gràcies pel teu bonic comentari al meu ídol. Ep, resto a l'espera de noves lletres teves.
    Un altre petó o dos.

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  2. El Peral, elPeral, creo, Mar, que siempre se le conoció como La Peral.

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  3. Querida amiguina:
    Me ha encaantado tu relato. Me ha llegado al corazón, mientras desgrano cada una de las sensaciones que tantas veces narró mi padre. Él también sufrió tortura, pero al igual que tu abuela, jamás nos inculcó ningún sentimiento negativo hacia los "ganadores".
    Besinos, y adelante con tu novela. Tienes guión y tablas, para escribirloa.

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  4. ¿Y porqué no?. Tienes la historia, tienes la capacidad y tienes las ganas. Creo que es una hermosa historia que merece ser contada. Un capítulo más en el libro de las atrocidades cometidas que no debería quedar en el olvido. Haz esbozado el retrato de una raza de mujeres duras, fuertes, y a la vez tremendamente tiernas. En mi vida también ha habido una, mi madre.
    Un fuerte abrazo.

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  5. Hola!!
    Una historia digna de ser contada, que a viva voz pide ser revelado un pasado que necesita tener su desenlace, como el de saber de tu abuelo y poder al fin reunirse con tu abuela Paz.
    Un gran aporte, gracias por participar.
    Besos

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  6. Wooomm!!!
    que increíble historia y que fortaleza tiene tu abuelita al pasar por tantas penurias y seguir sacando su familia adelante,

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  7. Realmente una historia de fuerza y entereza, lo que bien explica tu admiración hacia ella. Sería muy bueno que lograras escribir esa novela, pues hay historias de vida, como la de tu abuela, que merecen realmente ser contadas. Así que ni lo dudes, no abandones tu proyecto!
    Besos!
    Gaby*

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  8. Llevas razón esos son los verdaderos ídolos e ídolas.

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  9. Mar no dejes la historia arrinconada, la fuerza de esas mujeres de raza hay que contarla. Pepe te dice que tienes la capacidad, la fuerza y la historia y es bien cierto. Ánimo y a por ello.
    Un abrazo,

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  10. Si yo tendría un Ídolo/a, seria como esa abuelita Paz.
    Me ha gustado te jueves.
    Ya te sigo para volver a encontrarte amiga juevera.
    Besos Mar

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  11. Ídolos de barrio, próximos, que no esconden ni tapan sus arrugas, y sí en cambio lo hacen con sus desgracias.
    Te regalan una sonrisa que es lo mejor que pueden testamentar.
    ¿Cuantas abuelas Paz, habrá en el Mundo...?
    Muy sentido texto, que compartimos.
    Besos

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  12. Una conmovedora historia, que justifica plenamente tu admiración por tu abuela, todo lo que cuentas de ella es admirable. No deberías renunciar a escribir esa novela.
    Un beso!

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  13. Una historia conmovedora. (apoyo la idea de que escribas la novela, y me anoto como lectora...) que nos llega al corazòn con absoluto realismo y sinceridad.

    Què bueno verte jueveando.!!!!

    Muchos besos

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