Bueno pues ya está, ya pasó el gran acontecimiento de mi ciudad, uno de los grandes. Ya pasó la vorágine de rosas y de libros. ¿El amor? Espero que no. Deseo que les dure a quienes de él ayer disfrutaron. En cualquier caso el amor, Amor, seguirá por ahí flotando, dispuesto a encontrarnos, a que nos dejemos llenar de él, para devolverlo al aire, para que siga germinando, a su aire. Siempre a su aire.
¿Libros? Sí, claro que me regalé libros. Estos fueron:
- El segundo sexo de Simone de Beauvoir, lectura que no hice en su momento y es tarea pendiente. Además, después de haber leído hace unos meses La mujer rota, y de haber gozado tanto con ello, tengo unas terribles ganas de volver a leer a la autora.
- King Kong Theorie de Virginie Despentes, diva destroy punk de las letras francesas, escritora de novelas en las que las que las mujeres ocupan posiciones tradicionalmente reservadas a los hombres y de la película Fóllame (2000). En su teoría, ataca a los tabúes del feminismo liberal: la violación, la prostitución y la pornografía.
- La mujer que todo lo tuvo de Ángela Becerra. Leí por primera vez a esta escritora en agosto de 2009. Encontré en su novela De los amores negados, páginas y páginas sobre el amor y el Amor, sobre el tesoro de los hombres: su humanidad. Páginas con un erotismo bellísimo. Ayer me acerqué tímidamente a pedirle un autógrafo. Estuvo de lo más tierna conmigo, mirándome a los ojos, cogiéndome la mano, mientras yo le agradecía su libro, su escritura. Se levantó y me dio un par de besos para despedirse. Su autógrafo dice: “El único futuro que nos queda es el presente” Para Mar con todo mi afecto. ¿A qué es lindo?
¿Rosas? Sí, mi padre fue el que me la regaló. Bueno, en El Corte Inglés me daban una al comprar el libro de Ángela. Pero le dije que no, gracias. Dudo que el Corte Inglés me ame y eso es lo que significa una rosa el día de Sant Jordi.
Por último comentaros que estuve en el pregón de José Luis Sampedro, que me firmó, sólo su firma, La Vieja sirena. Había poca gente a mi gusto. No sé si porque lo hizo en castellano (y ya sabéis) o porque se había muerto Samaranch y el entierro coincidió con el acto. Sampedro estuvo fantástico. ¡Qué orador! Puso emoción, humor, pensamiento, energía… Dio todo lo que pudo y más en ese pregón. Yo, previo permiso, me acerqué a él, para agradecérselo y pedirle una firma. ¡Cómo no! Yo y otros pocos; dudábamos, pues sabemos de su frágil condición. Pero nos pudo el ¿egoísmo? Cuando Sampedro, que estaba de pie, me estaba firmándome dicho libro, su compañera Olga Lucas que ya me había reprendido por no dejarlo en paz (a mí y a otros) con una sonrisa de lo más falsa, tiró con toda su fuerza del bracito de San Pedro al que se le desmontó la americana. La tía bestia, en vez de sentarlo, o llevárselo con otros modales, intento llevárselo por la fuerza. El pobrecito, que está delgadísimo y viejecito, sumamente enclenque, fue a dar un traspiés con una de las elegantes alfombras del Saló de Cent de l’Ajuntament. Yo no sabía qué hacer. Sampedro se mantuvo firme, yo cogí el libro, o me lo dio él, no lo recuerdo y me fui. Sólo pude darle las gracias. ¡Ah! Pero él siguió allí; unos pasos más adelante, me giré y vi que seguía firmando, saludando, abrazando a gente. Me alegró esa imagen.
Y nada más sobre la diada de Sant Jordi. Que lo íntimo, para mí me lo quedo.
Pues yo me he comprado
ResponderEliminarThe Sportswriter de Richard Ford (por recomendación de Moli la del blog que te pasé),
Tokio Blues de Murakami (ya que me está entusiasmando el de running)
Amelie Nothomb el título no lo recuerdo algo de crímenes de ficción,
Tenim un nom del Villatoro.
Bueno sólo he comprado tres, el de la Nothomb lo cogí de la parada que pusieron los de catalán en la UAB.