Dicen las noticias que Sant Jordi venció ayer en Barcelona. Sant Jordi venció ayer a los pronósticos y amenaza de lluvia y a la semana Santa. Lució un sol espléndido y las calles se llenaron de gente y bullicio. Como reza la noticia en “elPeriódico” hoy, se produjo “el milagro de Sant Jordi” y sigue: “Será porque los catalanes tienen tan interiorizado el ritual del libro y la rosa, que la fiesta más viva y espontánea del calendario puede con lo que le echen. El caso es que al final, de desastre nada”. Y sí, doy fe de ello. Fue un milagro de día.
Ya llevo tres años sin recibir rosa ni libro de esposo-novio-pareja-churri-ligue-rollito o amante, ni nada que se le parezca, para tan señalada fecha. Ahora bien, yo no me quedo sin celebrar una de mis fiestas preferidas. Y no porque me gusten las rosas, que como os versé el año pasado en este blog (http://aunqueseauninstante.blogspot.com/2010/04/paso-sant-jordi.html), prefiero las margaritas o las amapolas, por poner ejemplos. No, lo que me hace ilusión a mí es pasearme por puestos y más puestos de libros, comprarme alguno, tener el placer de estar un minuto con alguno de mis escritores admirados y que me eche una firma. Pues bien, ayer me regalé tres libros que ya tenía más que escogidos. Ninguno de ellos fue éxito de ventas del día, dicen; parece que el ganador en catalán y castellano fue Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, de Albert Espinosa. Sin embargo, comentan que otro indicador de éxito, es tener las colas más largas para ser firmados. ¡Ajá! Ahí estaba yo señores, con Inés y la alegría y Caligrafía de los sueños cuyos autores, Almudena Grandes y Juan Marsé, respectivamente tuvieron la bondad y generosidad de recibir un chaparrón de gente que quería ver estampada su firma en su libro. Y también compré Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero. No compré pero lo llevé para que me lo firmara su autora, Elvira Lindo, Lo que me queda por vivir, del que ya os he hablado en este blog (http://aunqueseauninstante.blogspot.com/2011/01/lo-que-me-queda-por-vivir-elvira-lindo.html).
Y nada, lo que quería escribir sobre ayer, es que fueron unos instantes preciosos los que viví con estos autores. A veces me siento imbécil por pedir a los autores que me firmen. Me siento una idólatra plomo, una supersticiosa y hasta me avergüenza pedirles su firma. Ayer estuve a puntito de irme sin hacerlo, pero me quedé en la cola, según lo planeado, por costumbre, o qué sé yo por qué. Mientras hacía la cola para Almudena Grandes y Marsé, estaban los dos juntitos en la misma carpa, pensaba en lo que les iba a decir.
A Juan Marsé quería felicitarlo por Rabos de lagartija, primer libro que leí de él que me impactó y que me hizo enamorarme del autor. Contarle, según como lo viera de receptivo, que tengo en casa un ejemplar de la primera edición de su primera novela Encerrados con un solo juguete (1960) que firmó en su momento para un amigo íntimo de su hermano, que resulta ser mi tío Julio que muy generosamente me regaló la novela cuando yo se lo pedí. No me acordé para nada del Premio Cervantes, pero supongo que ya hubo quién le felicitó por eso. Bueno, más bien no me acordé de nada. El efecto autoridad o mejor, de escritor consagrado, de Almudena Grandes primero, y luego de él, Juan Marsé, me anubló y mira que lucía un sol que me quedé en camiseta de tirantes; pero sí, la cabeza se me nubló. Ya en la cola me decía yo pa mis adentros que qué coño les iba a importar a estos sublimes escritores lo que yo pensara de su obra, ni de los efectos que habían tenido en mi persona o en mi escritura, ni de lo que me inspiraban. Y aunque yo pensaba eso, seguía en la cola y no me iba para casa, o a una terracita, a disfrutar de las obras de arte adquiridas a módico precio (sí, de verdad, los libros NO me parecen caros)… Así que no preparé lo que iba a decir y encima ya había minado mi autoestima con semejantes suposiciones.

Me regaló esta dedicatoria:
"Para Mar, esta historia de amor y de rosquillas, con mucha alegría y un beso"
Enhorabuena por el éxito del día de S. Jordi y por esa determinación en la firma de los libros, cuando pasa el tiempo es un bonito recuerdo añadido a la lectura.
ResponderEliminarUn beso
Mar a mi tambien me encantó El corazón helado, Almudena Grandes es una de las escritoras que desde el primer libro que publicó me engancho, !que suerte que te firmara!
ResponderEliminarEspero ese To be continued....
Un abrazo fuerrrrte.
Hiciste bien, el que algo quiere... Pero sí que se queda uno cortado cuando está ante alguien que admira mucho.
ResponderEliminarY esos pendientes los imagino de lo más atractivos. Besos
Me gustó mucho Ines y la alegría. Lástima que yo no lo tenga firmado por la autora. Me parece que a los escritores les gusta sentir el calor y la admiración sincera de sus lectores. Es una justa recompensa. Por cierto, El corazón helado, sublime. Me temo que inigualable.
ResponderEliminarGracias por tus recomendaciones y tus comentarios literarios.
Una gran sonrisa republicana.