miércoles, 25 de agosto de 2010

¡CUÁN NOCIVO ES EL AMOR!

PANDEMIA IMPOSIBLE

He oído que van a prohibir enamorarse
y en los paquetes de preservativos
van a anunciarnos qué nocivo es el Amor.
Está causando unos gastos tremendos
a nuestro estado en crisis
económica.

Ninguna medida preventiva
protege totalmente de esta pandemia
no existen vacunas
ni antídotos en las farmacias y
los medicamentos siguen demostrándose
ineficaces.

Los psicólogos están desbordados
y lo peor es que los síntomas se confunden
con los de otras enfermedades
como el trastorno del eterno encaprichado.
Los intentos de suicidio van en aumento
y no hay camas suficientes en los hospitales.
Así que van a prohibir enamorarse
y en los paquetes de preservativos
van a anunciarnos qué nocivo es el Amor.

9 comentarios:

  1. Bienvenida sean las pandemias de ese cariz! jejeje
    abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Yo quiero contagiarme.... por fin pude conectarme...estos dias estoy por casa de mis papis q mi sobrina se ha ido unos dias y como no pueden estar solitos aqui estoy yo, ..... hare una leida a el resto del blog...un besazo amore mio!!!

    ResponderEliminar
  3. Neogeminis, Marisa:
    parece que no os asusta esa epidemia... Ya, ya... Luego no me vengáis llorando a moco tendido por desilusiones o desamores, ¿vale?
    je je je
    Abrazos y besitos

    ResponderEliminar
  4. Querida Mar,
    el amor es algo terrible, tenían que haberlo prohibido ya hace milenios.
    Es una enfermedad que mata a fuego lento, devastadora, aniquila cuanto toca.
    Todos los que hemos probado su fuego aniquilador, jamás volvemos a ser los mismos.
    Pobres humanos transitando por el infierno... el amor qué plaga tan atroz.

    ResponderEliminar
  5. Meri Pas,
    a veces lo veo así como tú. Cuando no funciona. El amor de pareja, que es al que me refiero con este poema que he escrito en tono humorístico. ¿Pero te imaginas un mundo sin amor? ¡Qué triste Meri Pas! Eso sí que sería horrible.
    A veces el amor, cualquier tipo, no nos funciona bien y nos mata poco a poco porque nosotros no funcionamos bien. El infierno o el cielo lo llevamos verdaderamente dentro. Verdaderamente creo que todo depende de uno mismo, del amor hacia uno mismo.
    Ahora bien, para escribir, ese amor no correspondido, defraudado, tirano, abrasador... Ese da para mucho!!!!!!!
    Un abrazo de amor fraternal :)

    ResponderEliminar
  6. Por supuesto Mar, yo respondí poniéndome en la parte que nos hace desgraciados cuando sufrimos por amor.
    Pero cómo vivir sin amor... imposible, infierno es, pero cielo también... ya lo dijo Lope de Vega y que razón tenía:
    " creer que un cielo en un infierno cabe"
    O Garcilaso:

    "Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?
    Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
    ¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
    Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste?
    ¿Cuál es el cuello que como en cadena
    de tus hermosos brazos añudaste?
    No hay corazón que baste,
    aunque fuese de piedra,
    viendo mi amada hiedra
    de mí arrancada, en otro muro asida,
    y mi parra en otro olmo entretejida,
    que no s’esté con llanto deshaciendo
    hasta acabar la vida.
    Salid sin duelo, lágrimas, corriendo"



    El amor mueve siempre todo.

    Un besazo Mar.

    ResponderEliminar
  7. Meri Pas:
    te había sejado un comentario ya. No me preguntes por qué motivo se esfumó. Bueno, veo que estabábamos de acuerdo. Ya decía yo... Bellas palabras las de Lope y precioso poema el de Garcilaso. Gracias por tu regalo.
    Besazo a ti también

    ResponderEliminar
  8. Historia clínica

    Informó que sufría taquicardia cada vez que lo veía,
    aunque fuera de lejos.

    Declaró que se le secaban las glándulas salivales
    cuando él la miraba, aunque fuera de refilón.

    Admitió una hipersecreción de las glándulas sudoríparas
    cada vez que él le hablaba, aunque fuera para contestarle el saludo.

    Reconoció que padecía graves desequilibrios
    en la presión sanguínea
    cuando él la rozaba, aunque fuera por error.

    Confesó que por él padecía mareos,
    que se le nublaba la visión,
    que se le aflojaban las rodillas.
    Que en los días no podía parar de decir
    bobadas y en las noches no conseguía dormir.

    —Fue hace mucho tiempo, doctor —dijo—.
    Yo nunca más sentí nada de eso.


    El médico arqueó las cejas:
    —¿Nunca más sintió nada de eso?


    Y diagnosticó:
    —Su caso es grave

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué bueno, Ella! No lo había leído este comentario, como la entrada es antigua... Hoy yendo hacia atrás lo he visto.

    Me gustó tenerte por aquí.
    Un abrazo,
    Mar

    ResponderEliminar