Lenta la lengua
se desliza
de tu pezón izquierdo
al derecho
donde se detiene
unos instantes
a aplacar su ardor
coronándolo.
Se deja caer
lánguida luego
por el tobogán
de tu abdomen
y alcanza la línea alba
que señala tu ombligo
palpitante
ante la ilusión
de esa lengua
en su cueva.
A un trazo de alcanzarlo
y contra todo pronóstico
se detiene ella para
cambiar su objeto de deseo
regresando
a la carnosidad
del pezón siniestro
donde sutil y solícita
se entretiene.
Así fue cómo por teléfono
dibujó mi voz
un amoroso triángulo
de saliva en tu hermoso
torso.
Ay! mi niña que me perdí.
ResponderEliminarPero sensual un montón.
Dentro de una semana te vuelvo a ver, ya me explicaras lo del telefono...si hay explicación, o la metáfora.
Que la poesía cada uno la interpreta según el día.
Petonets
suerte de ese torso que en sonido se dejó dibujar un triángulo...suerte y suerte de la voz que lo lamió...
ResponderEliminarbesos, mar.
Me quedo enganchada, ese triangulo, ese ir y venir.
ResponderEliminarPrecioso y sugerente.
Besos.
Pezones y ombligo, puntos cardinales del deseo en forma de lengua, que vuelve repite, explora.
ResponderEliminarPetons Mar, vaga la pena deixar-se portar per aquest desig com endormiscat, tossut.
Ay! Aquí parece que se cuece algo. Por lo menos imaginación no te falta, amiguina. Y si es realidad... mejor que mejor.
ResponderEliminarBesinos.
Sensual y discreta forma de sexo oral. Que mala es la distancia, que buena forma de compensarla.
ResponderEliminarUn beso