lunes, 24 de mayo de 2010

SEGUNDO EJEMPLO ACERCA DE LA TEORÍA DE LOS SEIS GRADOS DE SEPARACIÓN


   Bueno, dicen que lo prometido es deuda, o sea que hoy me toca hablar de José Luis Espina, el encuentro con él y todo lo que ello supuso, para seguir demostrando la teoría de los seis grados de separación. Y de Juan García Campal.
    A Jose Luis me lo presentó pues, Juan. Los tres nos sentamos a la misma mesa la primera noche de las Jornadas Literarias de las que empecé hablaros ayer. Fue una cena muy entretenida además de sabrosa. Me lo pasé bomba. José Luis es muy hablador, como mínimo como yo; de una creatividad, hablando, y de una genialidad que dan gusto. Sin embargo, también sabe usar muy inteligentemente los silencios, cuando habla y cuando escribe.  Porque José Luis sabe, eso que a tantos nos cuesta,  escuchar.  Y eso me lo demostró ya en esa cena, porque, cómo no, yo preocupada con el tema de casa y, no me digáis a qué vino, (creo que porque él me dijo que fue porque él me dijo que era psicólogo, aunque no ejercía en esos momentos), empecé a contarle todo sobre mis problemas con cuestiones domésticas, y de ahí a mí y de ahí a terapias que conozco y he usado y a cuáles  prefiero y en las que confío, etc, etc. No si, pensándolo bien, creo que hablé más yo. Y menos mal que no me eché a llorar allí en medio. Juan que no sé yo si estaba super entretenido o super harto, moviendo la cabeza  del uno al otro como si estuviera mirando un partido de tenis. Claro, al final y para no variar (¡qué cruz soy yo para mí misma!) me sentí super culpable por contarle la vida al primero que pasa por ahí y por acaparar la conversación.  En fin que tuve que acabar pidiendo disculpas. Pero hablamos de más cosas;  de su trabajo en el ayuntamiento, de su trabajo como formador  en BCN activa, de su trabajo como difusor de cultura, de su trabajo conectando gente, del networking (tema del que yo ni flores y ahora tan sólo diente de león)…. Como podéis observar, ¡no para este hombre!  Además hablamos de  las cuestiones de los nacionalismos, del tema de la igualdad sexual, de feminismos, de  la cuestión de abuso sexual en el trabajo, y, para rematar de sexo, os lo creáis o no.  Primera noche con J.L., además yo en minoría, de género, digo, y ¡hala! a hablar de sexo como quien habla del vino. Bueno, mejor. Desde siempre prefiero hablar del sexo y paso total del vino, sea Don Simón o un Rioja. Fue una cena muy,  muy divertida y agradable.
   Bueno  de allí pasamos luego  al  garito  donde conocí al Santiago del que ayer os hablé y allí también estuvo J.L. sacando fotos, una de sus grandes aficiones. Y que por cierto lo hace muy bien. Aquí he de comentar, que una de las fotos más bellas que me han hecho nunca, en las que yo me he visto más guapa y  alegre es la foto que ahí, en ese bar, me hizo J.L. y que aquí cuelgo.
   Al día siguiente conocí, o mejor intuí pues hasta hace poco no lo leí, a José Luis como escritor. José Luis escribe relato. Hace poco acabé de leer su libro “No gana uno para sustos”, Premio de la Crítica de Asturias (cuento en castellano). A mí, de su libro, los relatos que me más me gustan son los que escribe desde dentro, desde él y no desde fuera. Son los que escribe con el cuerpo, como decía Cixous, no con el cerebro. Cuando se deja ir, cuando es más íntimo, cuando escribe de lo cotidiano y humano, de lo que tenemos delante de nuestras narices, en nuestra propia casa, o en nuestra propia alma (sueños, deseos, miedos…).  En realidad, ese es el tipo de literatura que me gusta. Pero es que J.L. y yo vemos la literatura de manera diferente, tenemos gustos algo diferentes.
   J.L. llegó a mí de la mano de Juan y con J.L. llegaron muchos regalos. Me invitó a una pequeña tertulia literaria, en BCN, donde me lo paso muy bien, descubro gente interesantísima y aprendo muchísimo, tanto de los invitados como de los contertulianos. Gente que me cae bien, con la que lo paso bien , en fin ya os hablé de algunos cuando os dejé la entrada sobre las jornadas Visor ‘10 (Dones D.O ) que José Luis organizó también este año. Y bueno gracias a José Luis, a la tertulia, a Visor… he conocido y leído a muchos escritores y ¡lo que me queda! Que yo creo que tengo “deberes” ya de por vida. No sé si habréis leído, por ejemplo,  el libro de Isabel Núñez  “Algunos hombre, otras mujeres” os lo recomiendo: ameno, fresco, vivo, con un trato especial del detalle, del instante,  consiguiendo así  universalizar las pequeñas cosas (lo que nos intentó explicar Lolita Bosch en Visor). Sus relatos contienen  pequeñas joyas de frases sobre el deseo, la pasión y el amor y cómo lo viven algunos hombres y otras mujeres.
   Y gracias a J.L. también, fui a una presentación en BCN,  del poemario “Abierta de Piernas” de Ada Menéndez . Es un libro como decía J.L. en la presentación que le hizo,  escrito con las entrañas, mejor, con las vísceras. No os lo perdáis. Algunos poemas me atravesaron y significaron mucho para mí pues con imágenes vi mis sentimientos y emociones expresados. Como dijo  Carme Riera en Visor: “Las mujeres se buscan en los textos para afianzar una identidad”.
   Y así una vez más, espero haber ejemplificado bien la teoría de los seis grados de separación. Gracias José Luis por todo.
   Y os preguntaréis, ¿qué hay de Juan? De Juan, ¿qué más deciros si toda esta gente y lugares y libros los he conocido por él desde que lo conocí el verano pasado en su tierra? Que Juan es un ser generosísimo que me ha ayudado mucho a crecer como persona y como escritora (si es que así puedo llamarme). A Juan le estaré eternamente agradecida por creer en mí, en mi poesía y por haberme animado a creer en mí y a seguir escribiendo. También por invitarme a y animarme a leer mis poemas en público que era la primera vez que lo hacía, rodeada de poetas buenísimos (no sabéis qué miedo y vergüenza pasé), estando allí, entre otros, Julio Rodríguez, Premio Alarcos por su bellísimo poemario "Naranjas cada vez que te levantas". Gracias a Juan, a invitarme a Pravia, mis "poemas", mis renglones llegaron a Julio Rodríguez quien me hizo una crítica constructiva de la que aprendí mucho. A mí todo esto me maravilla pues me parece una cadena de milagros.
   Si queréis leer a Juan García Campal, os recomiendo su último libro de relatos  “Textos al aire”, en el que hay de todo, como en todo lo que se deja suelto al aire. Allí encontraréis páginas maravillosas que como gaviotas despliegan sus alas y os invitan a subir al cielo.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario