Recuerdo que en el pueblo de mi madre adonde iba todos los veranos (San Esteban de Pravia, Asturias) había unas hortensias muy crecidas, delante de la casa de mis abuelas. Allí, entre las inmensas hojas, encontré un día, mirándolas de cerca, varios insectos palo. Me encantaba mirarlos y tocarlos y separarlos de las hojas y ponérmelos en la solapa como este chaval. No los recuerdo tan grandes; aunque tal vez aquí, es el efecto que produce el primer plano que ofrece la foto. Me acostumbré a cogerlos, tocarlos (son super suaves), ponérmelos por la mano, el brazo, el hombro, la solapa.... Después los dejaba en su sitio. Había que ir con cuidado al separarlos de las hojas pues sus filamentos en las patitas que les ayudan a agarrarse bien o, quién sabe, a lo mejor la intensidad con la que se agarraban ante el peligro desconocido, podían hacer que una patita quedase muy agarrada a la hoja y al estirar por el abdomen del bichito, se le rompiera . Lo cual era una tragedia para mí. Cada verano, al volver, acudía a ese rincón a ver como seguía mi familia de bichitos delgados y simpáticos. Los últimos años ya no vi. Tampoco hortensias. La casa de mi bisabuela está destrozada; aquejada por el mal de la codicia, el orgullo y los rencores que se han abierto al abrir una herencia; la casa se muere... La mayoría de las plantas bellísimas que la adornaban murieron hace años. Los insectos que las habitaban también. Al menos estos que aquí me ocupan.
Hubo un verano en que ya adolescente, muy guerrera, provocadora y llena de ganas de llamar la atención, vestida con la ropa de mi hermano (la de chica me horripilizaba), me ponía un bichito palo en la solapa y me iba a pasear por aquel pueblo de niñas pijas (menos a mi amiga Maripili, yo a todas las veía unas pijas) y de carcas fachas (así veía a la mayoría). Todos estaban en contra mío: la hippy, la guarra, la loca, ¡la catalana!... Y yo me rebelé contra todos. Mi abuela se moría de vergüenza cuando me veía salir de casa con aquella ropa de marimacho, el pelo todo desarreglado (todo el una greña en vez de una melena que apenas me lavaba) y, encima, insectos en vez de broches o collares para adornar el modelo.
Mi madre un día me convenció de ir a la peluquería del pueblo y yo, ni corta ni perezosa, me fui con un insecto de aquellos en el pecho (por cierto, se quedaban inmóviles horas) al Llongueras local. No recuerdo que mamá me dijera nada al respecto, que seguro que sí... El caso es que me sentí divina pues las señoras aquellas no dejaban de poner cara de asco o de horror cuando descubrían a Palito. Yo mientras, sentada, lo acariciaba.
¡Aquello era vivir la naturaleza! Claro, nunca hice muchas migas con las chavalas del pueblo que pasaban de bichos (supongo que estarían hasta el moño) y se dedicaban a pavonearse delante de los chicos, todas ellas muy moninas con sus modelitos y sus peinados y sus tacones... ¡Por supuesto, yo, chirucas!
Otro día os explico la de mis amigas las hormigas y las cruzadas que hice por salvarlas de los pies asesinos de Maripili ¿vale?
Gracias Gustavo, porque al pensar en este título me has traído momentos muy ricos a mi memoria.
Epa...hippy, "catalana" (ja som dos), ni que pintada te veo a como era yo, así a lo brutales, tejanos gastados, pelo a lo chico, asin, siii. Bella mascota, delicadísima, camuflaje perfecto, la Naomi Campbell pero vestida de verde, esbelto palito a veces color marron, anoxérico insecto.
ResponderEliminarMar, las cosas que hacías dejando a pijas y a señoras de peluquería asustadas y llorosas, lástima que cuesta hoy en día encontrar bichos hermosos, elegantes, como el palito o aquel otro llamado hoja, que ni se ve en el ramaje, porque a veces sería muy provechoso aprender de estos seres el arte de pasar inadvertidas en según que momentos. Ha sido un delicia leerte.
Aquests records ens queden per sempre, ens evoquen llocs, gent, allò que érem i que ens molts aspectes, encara som, sobretot, en esperit. Ptons molts.
Es lo que pasaba en los pueblos. Cualquiera que viniese de fuera era "extranjero"; aunque hubiera nacido allí! Yo también era la catalana, ahora soy la francesa... en fin.
ResponderEliminarLos bichos palo, esos grandes desconocidos. De niña vi un par de ellos y desde entonces ninguno.
Buen jueves, Mar.
Un beso
Yo de pequeño era un cafre. Aplastaba caracoles.
ResponderEliminarEn fin todo el mundo tiene un lado oscuro.
Me ha gustado lo que se transmite en tus palabras. Amor por lo natural, por lo auténtico, lejos de artificios y "poses". De pequeño mi padre nos llevaba con frecuencia al campo y me ha quedado el amor por la Naturaleza y sus múltiples manifestaciones de vida.
ResponderEliminarHe traducido el comentario de Natalia y me parece tremendamente expresivo y bello:
"Estos recuerdos nos quedan para siempre, nos evocan lugares, gente, lo que éramos y que en muchos aspectos, todavía somos, sobre todo, en espíritu".
Creo que en él se refleja la esencia de tu relato.
Un abrazo.
Un saludo desde Tomara que tu viera... vendré por tu "Casa" para visitarte, de nuevo un saludo.
ResponderEliminarPepe de mi alma, es un placer, un gusto una inmensa alegría ver lo bien que has traducido.
ResponderEliminarDemuestras, tú, amigo, a las claras, que cuando se sabe y se quiere, se lee catalán, galego...euskera es otro asunto por difícil, no por falta de ganas, en definitica compañero lo que escribimos y hablamos es hijo de un mismo padre, el latín y algo, el griego.
No quise, al poner esas letras, parecer enigmática, es que al ver que Mar es catalana, quise o intenté, ponerle unas frases salidas del corazón.
Grácias Pepe. Bsitoos, petons, també a la Mar.
Hola vi el destello de una
ResponderEliminarluz de inspiracion y entre
a conocerte bonito blog
escribes muy bien me encanto
tu relato sobre bichos te sigo.
Un abrazo y feliz fin de semana...
Precioso y entrañable relato, que nos retrotrae a un tiempo de naturleza y espontaneidad que no debemos perder. Me voy a ver si encuentro alguno de estos bichitos...
ResponderEliminarBESOTES
Hola Mar, por lo que veo abundan las tocayas por este mundo.
ResponderEliminarEs la primera vez que paso a leer tu relato de jueves y me ha gustado mucho porque me ha transportado a otra época, en la adolescencia yo también pasé una época un tanto andrógina, creo que muchas lo hicimos, aunque no tan fuerte como parece que fué la tuya.
Yo me conformaba con vaqueros y camisas de cuadros por fuera del pantalón, pero la verdad es que se me pasó bastante pronto.
Por aquí ya no se ven los bichos palo, y como mis hijos no los conocían hace cosa de un año conseguimos un par de ellos y los tuvimos en casa bastante tiempo, mi hijo pequeño estaba encantado con ellos y les traía constantemente ramitas para que comiesen.
Un beso de Mar, desde otro mar
Pues a mí me ha caido bien esa hippy, guarra, loca y catalana con la comparto mi fascinación por el bicho palo.
ResponderEliminarQue envidia pasar el verano en esas hermosas tierras de Pavia.
Qué recuerdos me has traído tú a mí, ves? Fuí la primera en el Instituto de chicas que se puso vaqueros -unos enormes Levis de un primo mío que a mi hermano no le cabían y me puse yo ni corta ni perezosa- en mi ciudad. Estuve expulsada del centro y, cada día, me sentaba en las escaleras de la puerta de entrada, ya que no me dejaban entrar, a las 9:00 y me iba a las 14:00. Al final, como llamaba tanto la atención, con 14 años siempre en la puerta, claudicaron y con tejanos entré!!! Mis primeras palabras a la jefa de estudios, a la que teníamos pavor, fueron cuando me preguntó por qué lo hacía: "¿Qué tienen que ver mis pantalones con la geografía?".
ResponderEliminarBesitos y que pases buen día.
Gracias a tod@s po pasaros por aquí y dedicarme más que un instante.
ResponderEliminarNatàlia: sí, a veces lo mejor sería hacer como estos bichitos. Pasar deapercibida. pero nunca aprendí esa lección de ellos.
Pepe: que alegria le has dado a Natalia traduciendo las dos frases en catalán, ¿eh? sí amo la Naturaleza Y lo natural; la gente sencilla. Intento serlo. Sencilla con el sentido de auténtica.
Ardilla Roja: a mí me han llamado catalana allí; aquí, castellanufa; tengo también comentarios de gente que me dice si soy extranjera pues encuentran mi acento muy raro...
En fin, yo sé que tengo algo de aquí, de allí y de otras partes. Siento algo de Andalucía en mi sangre también, pues mi abuelo paterno era gaditano.
Mamé Valdés: hablando de cádiz, mamé, un saludo para tu tierra.
Santiago: yo de pequeña también aplastaba caracoles, para dárselos a las pitas. No sabes qué culpa arrastro debido a eso.
Lectores Inquietos poemas: qué hermoso el bebé de tu foto. Gracias por hacer parada en este blo. Me acerco al tuyo para conocerte. Esto que aquí he dejado no es un relato es 100% verdad. Es una historia de mi juventud.
Cas: besote a ti también. Ya me dirás si encuentras. Yo ahora los paseo más grandes: 4 patas, negra, ladra.... NUCA!!!!
MAR: gracias por acercarte por esta otra orilla. Besos de otra Mar.
César: mucho gusto. No entiendo lo del asno en la presentación de tu biografía en el blog, por el que me he pasado ya. ¡Seré burra!
Verónica: ¡Qué fuerte!!!!!! Y sólo eran unos pantalones!!!! yo recuerdo asiistir a clase con sombrero, durante tercero y cou. No elegante, ni uno cualquiera: mis favoritos eran uno de Cowboy o tejano (de cuero con ala) y uno de paja lila. También, a veces, me ponia fulards en la cabeza; como si fuera una galleguiña, o atravesándolos en mi frente como si fuera un indio navajo...
¡Qué dulces memorias!
Un beso,
Mar
Y ABRAZOS PARA TODOS. RECORDAD QUE ES UN DEPORTE SANÍSIMO!!!!!!
y0 diria que gracias a ti...acabar c0ntig0, y leer un gracias gustav0, es0 me...alhaga..
ResponderEliminarbien...
s0y de puebl0...
aunque en este mi puebl0 hasta l0s 32, teng0 si las cuentas n0 me fallan, 47, n0 he vivid0 asiduamente...mas ell0 n0 me ha impedid0 0bservar que h0y en dia el camp0 esta en silenci0...
tu dices que l0s pal0s ya n0 v0lvir0n
aqui ni las liebres
ni las avutardas
ni las c0d0rnices
ni las aguilas
ni las p0cas serpientes que habia
ni l0s p0c0s lagart0s
inclus0 este añ0 la p0blaci0n de las g0l0ndrinas ha disminuid0 una en0rmidadd
a veces un0 piensa ue que penita...n0s hem0s cargad0 t0d00000¡¡¡
un bes0 de pal0.
Gustavo... Dices "soy de pueblo" Me encanta. Yo soy de ciudad, pero a veces pueblerina de la hostia.
ResponderEliminarYa, ya, si nos lo estamos cargando todo. ¿Y la mar? ¿Qué me dices de la mar?
¿Qué pájaro o ave es la avutarda? Me gustaría saber más de pájaros. Me encanta, emociona, distrae, mirar pájaros. Bueno, ya me lo dirá Google, no te preocupes.
¿Y dónde está tu pueblo?
¿47? ¡Cómo yo!!!! Soy del 29 de septiembre. Libra, ascendente Libra (eso es mucha balanza y tanto sopesar nos hacemos un lío siempre; nunca hallamos la justa medida que buscamos). ¿Y tú?
¡Pon la otra foto, please! Es que en esta estás horribleeeeeeee. Me gustabas más con la gorrita. No te ofendas, ¿eh?
Un beso de pala pa ti,
Mar
Me gusta lo que cuentas y cómo lo cuentas.
ResponderEliminarPor cierto, ¿conoces un poema del poeta peruano José Watanabe titulado "La mantis religiosa"?
Tu insecto palo me lo ha traído a la memoria.
Si no lo conoces te lo recomiendo. En internet puedes encontrarlo fácilmente.
Me ha gustado tu blog. Tus textos me hacen resonar.
Lo que cuentas de ti, también.
Un saludo.
Bienvenido a mi blog, Juan Carlos. Gracias.
ResponderEliminarNo, no conozco a ese poeta ni ese poema. Lo buscaré.
La verdad es que me siento muy ignorante, muy poco leída, muy poco cultivada... Siempre descubro y siempre queda por descubrir. En fin, intento llevarlo lo mejor que puedo, ese complejo. Y divertirme y aprender descubriendo.
Lo leeré y te diré algo.
Me paso por tu blog.
Un saludo,
Mar