viernes, 21 de mayo de 2010

LA ESPERANZA, A SEIS PASOS DE DISTANCIA



Se acercó a nuestra mesa sin que me hubiera percatado de él antes. En cuestión de un instante estaba allí. Enfocando mi flanco derecho, se inclinó hacia la mesa con discreta sonrisa y empezó a hablar. En la mano derecha sujetaba una especie de álbum. La izquierda dirigía su discurso.
Estábamos una amiga mía y yo al solecito del mediodía, el domingo, en una terraza del Raval, poniéndonos al día sobre lo que nos habíamos perdido la una de la otra en semanas, cuando eél apareció. No estábamos muy dispuestas, segura estoy por mi parte, y bastante cierta en cuanto a la suya, a perder mucho tiempo con el chico que para una vez que nos vemos en siglos…! Además acababa yo de salir de otro acceso de llanto y ella de consolarme. Desde luego, no llegó en el mejor de los momentos. Pero, ahí estaba él. No vendía DVD’s, ni CD’s, ni pulseritas, ni pedía dinero para ninguna familia, ni para ONG ninguna, no era mago (esa historia os la tengo que relatar otro dí, que no se me olvide), ni creyente de no sé qué fe, no te leía la mano… ¿Pues qué? ¿Qué quería? ¿Qué era? Ya va, ya va. Paciencia, que nosotras muy amablemente la pusimos y valió la pena. ¡Vaya si valió la pena! En dos líneas nos hizo un resumen de su CV y pasó a enseñarnos el tesoro que cautivó nuestra atención. Se nos contagió su sonrisa cada vez más abierta. El chico nos fue explicando algo más de su vida, mientras contemplábamos aquellas magníficas y valiosas gemas que sus ojos habían captado y su mirada había sabido interpretar.
Me quedé con dos fotografías del book que el artista nos mostró. Así se da el artista a conocer, enseñando sus fotos a la gente de la calle. Julio Aguilar Díez es fotógrafo artístico y profesional, ha hecho, a mi entender, muchísimas cosas, no sólo foto. Mi primera impresión quedó confirmada (sensible, inteligente y humilde) cuando me dijo: “yo con lo que tengo me conformo y por eso quizá esté vendiendo fotos, no tengo grandes pretensiones en lo material, mis grandes pretensiones son conceptuales”. Porque él cuando nos vendió las fotos, nos dio una tarjetita por si queríamos visitar su página web y ver más… Porque yo, como soy curiosísima y estos días me sobra el tiempo, me fui a su web… Y como allí estaba su e-mail, le escribí. Porque a mí si el trabajo de un artista me gusta se lo tengo que decir y si puedo (no siempre es fácil explicarlo, no siempre lo sabe hacer una) decirle por qué. Si no sé decirle el por qué, le echo un piropo sobre su arte y ya está –así lo hice con Alberti; un piropo que por cierto él me devolvió!. Es que a mí me gusta hacer con los demás lo que me gustaría que hicieran conmigo. Y bueno, eso,  que le escribí y ¡me contestó! Yo le escribía para felicitarlo, para pedirle otra foto que vi en la web y que más abajo os dejo para deleite vuestro, para ver si él accede a hacerme unas fotos para un libro mío… Sin embargo, he de deciros, que pensando y pensando sobre ese encuentro, su arte, su foto y su teoría (¡Ah, su teoría! Eso lo dejo para mañana) he recibido muchísimo más de lo que esperaba y he sido muy feliz.
La foto que aquí os dejo (con su permiso) me robó el corazón cuando la vi en la web. Bromeé con la idea que me sugirió: fíjate Mar, he conocido a este chico, sin proponérmelo, porque  ha aparecido por ahí, estando yo con mi amiga; lo he escuchado, luego he contemplado su arte y he decidido comprarle algo; después, he ido a su web; más arte y contemplo y admiro y, entre otras, allí, ¡esta joya! Y me conmuevo, me hace sonreír, yo que estab por los suelos: ¡Ya sé dónde está la esperanza!¡En Valladolid! No está tan lejos, ¿no? Para allá me voy el próximo fin de semana, que ando yo muy falta de ella. Que no es brisa marina y yodo, ni ambiente seco lo que necesito… Necesito esperanza. La necesito para curar mis heridas (la del amor, la de la muerte, la de la vida, como decía el poeta M. Hernández).
Julio Aguilar es el autor de la foto que aquí cuelgo para que la degustéis. ¡A ver si os gusta! Y su web:
Próximamente expondrá, me dijo, en Barcelona, ya os avisaré.
Y sí, vale, ya sé que estáis impacientes, pero yo ya me he cansado. Mañana os explico su teoría la que motiva su arte, la que es motor de su vida.
Y la foto, ese instante de luz, tiempo y espacio  entrelazados en el objetivo de su mirada, la mirada de Julio que lo capta, que lo encuadra, sólo esa foto fue,  es capaz de devolverme la sonrisa y con ella, la esperanza. Aunque la esperanza no estaba en Valladolid, no se había ido, ni tan siquiera perdido, se escondía, una vez más, muerta de miedo, dentro de mí.

Submundos

2 comentarios:

  1. Preciosa foto de la estación. Me ha traído memorias muy buenas de mis épocas del Inter-rail cuando subíamos y bajábamos en todo tipo de estaciones por toda Europa sin un destino concreto. En una estación parecida a esta pero que estaba en Suecia, dormí toda la noche, pero sin noche, es decir con luz, en un banco tirada.

    Estoy leyendo un libro de Vicenç Villatoro que habla de un viaje en tren de un padre con su hijo de 15 años. Hay un fragmento que te quiero mostrar. Lo traduciré para tus lectores de fuera.

    "En Jaume pensa que el tren fa adolescent, evoca les excursions d'adolescència, els inter.rails i tota la pesca, la novetat i la descoberta. El tren és compartit i fa colla."

    Traducción: "Jaume piensa que el tren queda de adolescente, evoca las excursiones de adolescencia, los inter-rails y toda la pesca, la novedad y el descubrimiento. El tren es compartido y hace compañerismo"

    ResponderEliminar
  2. Yo nunca hice inter-rail, Belén. Pero sí que aprendí a viajar en tren drisfutándolo cuando íbamos con mi madre en tren a Asturies, por Madrid o la costa y nos llevaba unas veinticuatro horas llegar al pueblo. Hacíamos parada en Madrid o en Bilbao, dependiendo de la ruta. ¿Te imaginas? ¡24h! Siempre paisajes maravillosos, bocadillos que mi madre preparaba con todo el cariño, siestas, conversaciones...
    Ya después he seguido disfrutando de ese medio. Ese y el avión por lo de sentirme volando, en el cielo.
    Y, en cualquier caso hablar, conocer gente.
    Pero creo que por esta estación ya no pasa el tren. :(
    Un abrazo,
    Mar

    ResponderEliminar