MONSTRUOS
La culpa es una víbora gélida y
viscosa enroscada en mis entrañas.
Noto cómo se revuelve
anunciándose en cada hora
vacía de mi vida.
Me habita voraz
clavando sus dientes,
enviando su veneno
a toda esperanza
y sueño.
En tinieblas me deja.
Asómate a mis ojos
sangrantes y dime
¿la ves?
No te asustes.
No me dejes.
Dame la mano.
("... la culpabilidad está en la raíz de todo sufrimiento..." Amor sin condiciones. Paul Ferrini)
Los monstruos de la culpa engendran una súplica absolutamente melancolica y desesperada que tiende la mano, que no sea al vacio.
ResponderEliminarLa culpa es muy relativa.
Petonets
La culpa...hiedra venenosa que crece desmesurada según sea nuestra inseguridad y falta de madurez emotiva. Hay que aplicarle un buen herbicida, si no, nos dejará disfrutar! jejjejeje
ResponderEliminarUn abrazo.
Mucha culpa y demasiada relación con el pecado se nos ha embutido cristianamente. Como dice Neogeminis, un buen herbicida o antisotana iría bien.
ResponderEliminarAbrazos.
Las culpas nos van minando el entendimiento poco a poco. Se nubla nuestro poder de amar y ser amados y vamos flotando a la deriva.
ResponderEliminarDebemos matarlos, liquidar para siempre a los monstruos.
Un placer querida Mar.
La culpa no deja ver nada más, sólo lo que quieren quien la inculca.
ResponderEliminarBesos
Querida Mar. Sabes que me encantan tus poemas. Piensa que todos somos culpables de algo. No busques ser perfecta, serás más feliz.
ResponderEliminarUn beso.
(Te escribo un e-mail, ahora mismo)
El sentimiento de culpabilidad es tan fuerte que nos limita y empobrece. Si consideramos que hemos actuado mal, es más positivo poner todos nuestros esfuerzos en enmendar la situación de la que nos sentimos culpables y no en hundirnos y fustigarnos por nuestra actuación.
ResponderEliminarUn abrazo.